Practicar el ajedrez es lo único que le importa al aficionado. El lugar es lo de menos. Por esto, a nosotros no nos asombran los equilibrios que debe hacer el jugador de la barca para mantener la estabilidad y defender la partida. Escenario: el estanque del Retiro, de Madrid. —(Foto Alcoba.)
Bajo este título, tomado de la revista que Javier Carpintero editó a mediados de la década de los 90, pretendo comentar las relaciones que el ajedrez ha mantenido y mantiene con la literatura y las artes plásticas.
Páginas
sábado, 30 de abril de 2022
AJEDREZ EN EL MADRILEÑO PARQUE DEL RETIRO
miércoles, 27 de abril de 2022
EVE MORAES POR IVAN ERICK MENEZES PARA VOGUE BRASIL
lunes, 25 de abril de 2022
KID CUDI vs JEREMY PIVEN
viernes, 22 de abril de 2022
TIEMPO Y DINERO
lunes, 18 de abril de 2022
LOS MISTERIOS DOLOROSOS DEL HERMANO ATHELSTAN
Iba para cura, pero reculó a medio camino para terminar doctorándose en Historia, especializándose en la Baja Edad Media inglesa, en especial en la Guerra de los Cien Años.
En su producción literaria destacan series de intriga históricas, fundamentalmente ambientadas en el medioevo, aunque también en la época de Alejandro Magno o en el antiguo Egipto (y aún en otras épocas y culturas).
Posiblemente su serie más famosa sea la titulada The Sorrowful Mysteries of Brother Athelstan (Los misterios dolorosos del hermano Athelstan), conocida en España como la serie de fray Athelstan.
Ambientada en el siglo XIV, durante el reinado de Ricardo II de Inglaterra y la regencia de Juan de Gante, la serie está compuesta, de momento, por veintiuna novelas de intriga que se desarrollan fundamentalmente en Londres. Está protagonizada por sir John Cranston, coroner de Londres (en las dos novelas que he leído coroner se ha traducido por «forense», aunque la labor desarrollada es más la de un juez instructor) y el fraile dominico Athelstan.
Athelstan, de buena familia y educación y con una prometedora carrera por delante, rompió sus votos para ir a la guerra. Arrepentido, volvió al redil. Pero recibió como castigo encargarse de una iglesia marginal en un barrio muy pobre de Londres y ser escribano de sir John. La serie juega con el contraste entre el sanguíneo y bebedor Cranston y el flemático y ascético Athelstan. Sir John pone el atrevimiento y la fuerza, el fraile la inteligencia.
El brillante fray Athelstan, con su educación en Oxford tiene que purgar sus pecados entre prostitutas, delincuentes y pícaros. Por la noche mira las estrellas, lee libros de astronomía y una de sus aficiones es el ajedrez.
Además, al menos en dos de sus novelas (que son casualmente las dos que he leído, no sé si será una constante en toda la serie) el ajedrez está presente en las tramas.
En La galería del ruiseñor un lujoso juego de ajedrez, botín de guerra de una Cruzada, tiene una parte destacada y malévola en la trama. En La charada del asesino, se reflexiona sobre el tópico del poder igualador de la muerte, simbolizada por el juego del ajedrez, donde al final de la partida todos terminan en el mismo lugar: la sepultura.
Tratándose de un historiador, no sorprenderá que para mí lo mejor de las novelas sea la vívida descripción de la vida cotidiana de Londres, con sus olores (casi ninguno bueno), sus monumentos, sus ruidos y las gentes que la pueblan.
El pop-up de María José Acosta nos presenta a fray Athelstan en su iglesia, acompañado de su gato Buenaventura y rodeado de sus aficiones: la astronomía y el ajedrez.
domingo, 17 de abril de 2022
¡JAQUE! NAPOLEÓN Y EL CARDENAL FESCH
jueves, 14 de abril de 2022
EL PRIMER LIBRO IMPRESO CON TIPOS MÓVILES POR GUTENBERG
¡Has estropeado los diagramas de ajedrez! ¡No nos va a quedar otro remedio que imprimir una Biblia en su lugar!
Fue publicada en mayo de 1949.
martes, 12 de abril de 2022
LOS TRES MOSQUETEROS
Por su parte, y desde ese punto de vista, el cardenal no le iba a la zaga al rey. Cuando hubo visto la formidable elite de que Luis XIII se rodeaba, ese segundo, o mejor, ese primer rey de Francia también había querido tener su guardia. Tuvo por tanto sus mosqueteros como Luis XIII tenía los suyos, y se veía a estas dos potencias rivales seleccionar para su servicio, en todas las provincias de Francia a incluso en todos los Estados extranjeros, a los hombres célebres por sus estocadas. Por eso Richelieu y Luis XIII disputaban a menudo, mientras jugaban su partida de ajedrez, por la noche, sobre el mérito de sus servidores. Cada cual ponderaba los modales y el valor de los suyos; y al tiempo que se pronunciaban en voz alta contra los duelos y contra las riñas, los excitaban por lo bajo a llegar a las manos, y concebían un auténtico pesar o una alegría inmoderada por la derrota o la victoria de los suyos. Así al menos lo dicen las Memorias de un hombre que estuvo en algunas de esas derrotas y en muchas de esas victorias.
Ilustración de Mead Schaeffer (1898-1980) para la edición publicada por Dodd, Mead & Co. en 1929.
LOS TRES MOSQUETEROS
ALIANZA EDITORIAL. MADRID, 2010
TRADUCCIÓN DE MAURO ARMIÑO