'Tis all a Chequer-board of Nights and Days
Where Destiny with Men for Pieces plays:
Hither and thither moves, and mates, and slays,
And one by one back in the Closet lays.
Bajo este título, tomado de la revista que Javier Carpintero editó a mediados de la década de los 90, pretendo comentar las relaciones que el ajedrez ha mantenido y mantiene con la literatura y las artes plásticas.
Una viñeta de Dan Piraro de 1988.
—Nos vemos, chicos. Me voy. Tengo una cita esta noche.
Tres segundos después, Jerry fue expulsado por unanimidad del Club de Ajedrez a perpetuidad.
En 1963 nacía El teniente Blueberry, una serie de historietas de enorme éxito y que fue una de las favoritas del autor de este blog.
La serie original, creada por el guionista Jean-Michel Charlier (1924-1989) y el dibujante Jean Giraud (1938-2012), constó de 28 álbumes (los cinco últimos con guion y dibujo de Giraud por el fallecimiento de Charlier) y se prolongó en el tiempo hasta 2005.
Entre medias, surgieron dos series complementarias: «La juventud de Blueberry», que comenzaron Charlier y Giraud, pero pronto continuaron otros guionistas y dibujantes y «Marshall Blueberry» con guiones de Giraud y dibujos de varios artistas.
Como ha sucedido con mayor o menor fortuna con otros cómics, como Corto Maltés o Astérix y Obélix, tras la muerte de sus creadores se ha intentado mantener vivo al personaje.
Blueberry se ha convertido en una franquicia.
Ahora dos nombres reputados del cómic francés: Joan Safar (1971), como guionista, y Christophe Blain (1970), como dibujante, han vuelto al personaje con una nueva historia que se desarrollará en dos álbumes (el primero publicado en 2019 y el segundo aún pendiente de publicación).
El dibujo de Blain remite a los primeros álbumes de Giraud, sin la sofisticación que luego alcanzó este en la madurez de la serie. Mientras que Sfar recoge el lado más complejo del personaje.
El primer álbum de esta historia nos reserva una sorpresa. La acción si sitúa en el contexto de las guerras indias de 1861-1886. En un fuerte situado en territorio apache aparece un inventor, Kleinman, que viaja con un carromato repleto de autómatas. Entre ellos, no podía ser de otro modo, uno juega al ajedrez...
El comandante de la guarnición, el teniente coronel Tyreen está decidido a ganar una partida al autómata sea como sea...
Blueberry lleva cincuenta y siete años en escena. Algo tendrá.
Decir que el tema principal del trabajo de la artista china residente en Londres Xue Wang (1980) son las muñecas no extrañará a quien vea el cuadro que mostramos hoy. Pero que también venga definida como macabra y sensual, es algo que no queda muy claro en esta imagen, pero una visita a esta página despejara cualquier duda que el lector pueda tener. Aviso para pusilánimes, Xue Wang no es políticamente correcta.
Con cierta frecuencia, Xue Yang introduce elementos de la cultura occidental en sus composiciones. En la obra que mostramos es muy evidente: en la pared del fondo cuelga el Caballero sonriente de Frans Hals. En otros casos, son obras surrealistas, clásicos del cine de animación, clásicos del pop.
La artista reconoce su fascinación por la imaginería asociada a la niñez: muñecas, juguetes, cuentos de hadas, pero estos elementos se combinan siempre de una forma que resulta cuanto menos inquietante.
—Hay un bar en el que podrías probar, pero no hasta más tarde. No antes de las nueve y media o diez, creo yo. Allí no encontrarás chavales, pero sí podrás localizar a algunos viejos asquerosos que se interesan por los jovencitos. Se trata de Eighth Square, en la calle Diez, un poco más allá de Greenwich Avenue.
—Ya sé dónde es —le dije—. Lo conozco, pero no sabía que era un sitio gay.
—Desde fuera no se nota, pero es donde van a beber la mayor parte de los cabrones más aficionados a andar con críos. El nombre lo dice todo, ¿verdad?
Me temo que me quedé mirándole con cara de asombro.
—Me refiero al ajedrez —me explicó—. Eighth Square, la octava casilla; ahí es donde los peones se convierten en reinas.
PIERRE
—Sabes, esto es muy humillante. Puedo llegar a aceptar que me ganes boxeando, pero que ganes también al ajedrez me desespera.
COLIGNY
—Tu problema es el mismo, no se puede reducir todo a un número. El azar, el instinto o el engaño no se pueden cuantificar y pierdes al no tenerlas en cuenta. Pero tiene sentido, ¿acaso no es el mismo juego?
PIERRE
—¿El ajedrez y el boxeo? Sí, claro, por eso es el deporte oficial de la Facultad de Matemáticas.
COLIGNY
—¿De verdad no te parece evidente la relación? Un enfrentamiento entre dos personas dentro de un cuadrilátero. Donde intentas controlar el espacio reduciendo el de tu adversario... Lo acorralas, le dejas indefenso y «jaque».
PIERRE
—No vale, hay más deportes que podrían encajar en esa descripción.
COLIGNY
—No creas, la mayoría son por equipos. Luego están los que buscan cuantificar puntería, resistencia o velocidad. Y después los de contacto, la mayoría derivados del boxeo. Y pocos cargan tanta responsabilidad sobre una sola persona. A veces el peso de la historia y la política.
PIERRE
—Ya sé por dónde vas. ¿Estás pensando en el viejo Joe Louis frente a Max Schmeling, ¿no? La segunda Guerra Mundial a decidir en un ring. Los aliados contra los nazis.
COLIGNY
—Pero también me viene a la mente otro «combate» mítico.
PIERRE
—¿Cuál?
COLIGNY
—Plena guerra fría. 2 «rounds» enfrentando a Estados Unidos y a Rusia.
PIERRE
—¡Ey! No vale argumentar con Rocky.
COLIGNY
—No. 1972 Bobby Fischer frente a Boris Spassky.
En los aspectos técnicos, sin embargo, el ajedrez no está tan bien tratado como en el volumen uno.
En la primera viñeta vemos que la posición recuerda a la de la Inmortal de Anderssen que vimos en el primer episodio de la serie, aunque algunas piezas han cambiado de color, por ejemplo el caballo de 6 y el peón de b5 tendrían que ser negros, y falta alguna pieza, la dama de a1 sin ir más lejos. Parece como si se hubiera aprovechado la documentación realizada para aquel episodio pero cambiando algo la disposición de las piezas para aparentar que es otra posición.
La cosa va a peor en las sucesivas viñetas donde las piezas blancas y negras intercambian sus posiciones y vemos posiciones ilegales, con piezas ya en jaque cuando le toca mover al rival, dos alfiles negros que discurren por casillas blancas, etc. Probablemente, como explicamos en las propias viñetas, se deba a un error en el coloreado de las piezas.
Es una pena porque me gustan mucha las analogías que se establecen entre el boxeo y el ajedrez y la enorme responsabilidad individual que recae sobre los jugadores que se han convertido en emblemas de un régimen o una causa.
El modelo de mate es idéntico al de la Inmortal de Anderssen, con mate en e7 mientras los caballos controlan las posibles casillas de escape del rey. |
El rey negro está en jaque, pese a que es el turno del blanco, dos alfiles negros por casillas blancas. Probablemente ha sido culpa de un coloreado erróneo. |
Al final la realidad se impone. |