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martes, 26 de noviembre de 2019

EL CABALLERO D'ÉON

Charles-Geneviève-Louis-Auguste-André-Thimothée d'Éon de Beaumont fue un fascinante personaje del siglo XVIII. Espía, diplomático, militar al servicio de Felipe XV de Francia, causó sensación en la sociedad de su época por las incógnitas que suscitaba su identidad sexual. D’Éon podía presentarse tanto como un hombre —el chevalier d’Éon— o como una mujer —la chevalière d’Éon o mademoiselle de Beaumont—. El interés por el caso fue tal que las apuestas por determinar su sexo alcanzaron en Inglaterra un monto de 300.000 libras esterlinas. D'Éon mantuvo siempre una calculada ambigüedad sobre el asunto.

D’Èon ejerció su labor diplomática (o de espionaje) en Francia, Rusia e Inglaterra. Sus éxitos profesionales, su inteligencia, su conversación chispeante y su ingenio agudo pronto le granjearon un lugar de honor en los salones. Pero también poderosos enemigos. Incurrió en cuantiosas deudas y se vio acosado por los acreedores.

Para intentar optar a una pensión oficial se vio obligado a desvelar su sexo. Declaró que era una mujer. A partir de ahí se le prohibió vestir como hombre y se trasladó a Londres. La Revolución cortó definitivamente la pensión que d’Éon recibía del Estado francés. A partir de ahí tuvo que vivir de vender sus joyas y libros, de la beneficencia y de dar exhibiciones de esgrima; d´Eon fue uno de los mejores tiradores de esgrima de su tiempo. Los grabados contemporáneos lo muestran con sus ropajes femeninos enfrentándose a los mejores esgrimistas de la época, a los que solía derrotar pese a lo avanzado de su edad y el incordio que representaban las faldas. Complementaba sus ingresos, y por ello el caballero d’Éon entra por la puerta grande en ARTEDREZ, jugando al ajedrez, disciplina que había aprendido con Philidor. La tarifa que tenían que satisfacer quienes quisieran jugar con él/ella era de cinco chelines. De considerar a d’Éon chevalière, habría sido la primera mujer en jugar al ajedrez en público.



En cuanto a su aspecto físico los testimonios de la época difieren. Para Casanova, quien tiene fama de entender de mujeres, d’Éon era claramente una belle femme. Voltaire, en cambio, dice que apenas podía disimular los pelos negros y espinosos que poblaban su mentón. A su muerte, la autopsia no dejó lugar a dudas, d’Éon era un hombre. En total, de los 82 años que vivió, 33 los hizo como mujer y 49 como hombre. Puede que no fuera la primera mujer en jugar al ajedrez en público pero desde luego fue el primer travesti en hacerlo.

La historia del caballero d'Éon la he recogido del extraño y fascinante libro de Richard Cohen Blandir la espada. Historia de los gladiadores, mosqueteros, samurai, espadachines y campeones olímpicos. Destino. Barcelona, 2003

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