Kjell Askilden (1929) es un escrito noruego cuya obra se conoce en España gracias a los esfuerzos de las editoriales Lengua de trapo y Nórdica. La literatura de Askildsen se expresa fundamentalmente a través del relato corto, a veces muy corto, y es un detallado catálogo de la angustia que acosa el hombre de las modernas sociedades desarrolladas. Su obra pone en duda de forma radical las supuestas virtudes del sistema y resalta su incapacidad para hacer felices a los hombres, cuando no su capacidad para hacerlos increíblemente desgraciados.
La mayoría de los personajes de Askildsen son solitarios, asociales, amargos, infelices y profundamente tristes y viven entregados a un perpetuo monólogo , sin esperanza, con ellos mismos. Por ello, cuando tienen que relacionarse con otros, casi siempre por obligación, se muestran extremadamente torpes: agresivos sin venir a cuento, incoherente con sus propias decisiones previas y, por supuesto, incapaces de transmitir emoción alguna o empatizar mínimamente con nadie. «Cada vez que me encuentro con alguien, me siento más solo que antes», dice uno de los dos personajes del relato Vaya —Incluido en «Últimas notas de Thomas F. para la humanidad» (1983)— después de encontrarse con un viejo amigo al que hacía años que no veía. Curioso modo de recuperar una amistad. El hecho de que alguno de sus personajes tenga pareja —o familia— no cambia esencialmente nada: siguen estando solos. Lo que demuestra una vez más que se puede estar solo en medio de una multitud y desmonta de paso la supuesta función de refugio que tiene la familia tradicional que puede convertirse en determinadas circunstancias en una puerta más al horror.
Con este panorama no sorprenderá saber que el ajedrez sea una ocupación natural para este conjunto de solitarios. Permite no hablar —o hablar lo mínimo imprescindible— durante el juego y además puede disfrutarse de él en solitario. En la seguridad solo relativa del hogar —siempre puede presentarse una visita imprevista— algunos de los personajes de Askildsen resuelven problemas de ajedrez.
Este es un fragmento de Un repentino sentimiento liberador, otro relato del libro que mencionamos antes, Dos ancianos que se acaban de encontrar en un banco de la calle mantienen el siguiente diálogo:
—¿Juega usted al ajedrez? —preguntó.
—Hace mucho que no.
—Ya casi nadie juega al ajedrez. Todos aquellos con los que jugaba al ajedrez han muerto.
—Hace al menos quince años —dije.
—El último murió este invierno. Aunque en realidad él en concreto no supuso una gran pérdida, se había vuelto bastante memo. Le ganaba siempre tras menos de veinte movimientos.Por último, en el primer cuento del libro, que se titula precisamente Ajedrez, se narra la visita que un anciano escritor hace a su hermano, también escritor y aún más anciano. Los hermanos nunca se han llevado bien y la visita pronto adquiere una elevada tensión.
Me estaban entrando ganas de largarme sin decirle el motivo de mi visita, pero pensé que después de la caminata que me había dado sería de tontos, así que le pregunté si le apetecía jugar una partida de ajedrez. Eso lleva mucho tiempo —dijo—, y yo ya no tengo mucho tiempo que perder. Podrías haber venido antes. (...) No lleva más de una hora, dije. La partida sí —contestó—, pero a eso habría que añadirle la excitación posterior o el cabreo si la perdiera.
(...)
Me puse de pie y le solté un discurso: Cada hora que pasa, el mundo se libra de miles de tontos. Piénsalo. ¿Te has parado alguna vez a pensar en la cantidad de estupidez almacenada que desaparece en el transcurso de un día? Imagínate todos los cerebros que dejan de funcionar, pues es ahí donde se almacena la estupidez. Y sin embargo, todavía queda mucha estupidez, porque algunos la han perpetuado en libros, y así se mantiene viva. Mientras la gente siga leyendo novelas, ciertas novelas que tanto abundan, la estupidez seguirá existiendo». Y añadí, un poco vagamente, lo confieso: Por eso he venido a jugar una partida de ajedrez.
FICHA TÉCNICA
NO SOY ASÍ. CUENTOS 1953-1996
NÓRDICA. MADRID, 2018
TRADUCCIÓN DE KIRSTI BAGGETHUN Y ASUNCIÓN LORENZO
ILUSTRACIÓN
MICHAEL HOLTER
KEEPING MYSELF IN CHECK (PONIÉNDOME EN JAQUE YO MISMO), 2015
ACUARELA SOBRE PAPEL. 21 x 21 CM
COLECCIÓN PARTICULAR
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