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martes, 25 de junio de 2019

EL ÚLTIMO CASO DE PHILIP TRENT

En «El último caso de Philip Trent» —que paradójicamente es la primera de las novelas de E. C. Bentley (1875-1956) protagonizada por Philip Trent, joven artista y detective aficionado— uno de los personajes obtiene un bien remunerado trabajo de secretario al servicio de un empresario —plutócrata se lo llama en la novela— americano. Veamos cómo fue la cosa en sus propias palabras:
La oferta me llegó a través de lo último que se me habría ocurrido presentar como mérito para un puesto de trabajo, el ajedrez.
—Juego desde que era niño y con buenos jugadores —dijo Marlowe sencillamente—. Es un don hereditario, si se puede llamar así. En la Universidad era casi de los mejores, y puse todo el cerebro en eso y en pasarlo bien en general.
 Si podía pulir la ortografía, como dijo el señor, tenía posibilidades de conseguir el puesto, puesto que el ajedrez, la equitación y una educación de Oxford eran los únicos requisitos.
Al final del primer año, Manderson me dobló el sueldo. «Es mucho dinero», dijo, «pero supongo que no salgo perdiendo». Verá, para entonces estaba haciendo mucho más que acompañarlo a caballo por la mañana y jugar al ajedrez por la noche, que era principalmente lo que había solicitado. 


Fotografía de época eduardiana (1901-1910) de dos caballeros jugando al ajedrez en el jardín de una casa inglesa. Una imagen que puede ilustrar bastante bien la casa del magnate Sigbee Manderson descrita en la novela. La fotografía está fechada a principios del siglo XX y la novela fue publicada en 1913 por lo que ambas obras son coetáneas.

Por cierto, una mirada atenta a la imagen nos indica que las blancas han dado el mate del pastor a las negras. 

Edmund Clerihew Bentley fue un periodista, humorista y escritor británico. La novela que comentamos es considerada uno de los clásicos de la novela policiaca de misterio del siglo XX. Bentley fue el presidente del Detection Club, una asociación de escritores de misterio cuyas representantes más famosas fueron Agatha Christie y Dorothy L. Sayers.

FICHA TÉCNICA
E. C. BENTLEY
EL ÚLTIMO CASO DE PHILIP TRENT
SIRUELA. MADRID, 2018

TRENT'S LAST CASE
NELSON, 1913

sábado, 22 de junio de 2019

EL AJEDREZ Y OTROS ANIMALES

Paolo Maurensig (1943) escribió en 2014 un libro dedicado a los animales domésticos —Mis amores y otros animales— que le han acompañado en su vida, fundamentalmente perros y gatos, aunque no solo estos. Una de las historias del libro cuenta una anécdota que le aconteció de niño y que está vinculada a su primer contacto con el ajedrez. 

Una prima de Maurensig, casada con un barón austriaco, tenía dos hijos de edades similares a la del joven Paolo y este pasaba bastante tiempo en su casa, jugando con ellos. La familia poseía además un schnauzer gigante, tan aristocrático como su dueño. La casa de sus familiares es descrita de la siguiente manera:
En el primer piso había una gran sala cuyas ventanas daban al jardín florido. En los días de lluvia, cuando no se podía estar al aire libre, nosotros, los niños, nos refugiábamos en aquella habitación para entretenernos con los diversos juegos de mesa que había guardados en un gran armario empotrado. Y allí dentro estaba también el ajedrez, que mis primos solamente se atrevían a coger de la estantería cuando su padre no estaba en casa. Puesto que ignoraban las reglas del juego. movían aquellas figuras como si fueran soldados de plomo, y el tablero, un campo de batalla.
No tardaría, sin embargo, en aprender las reglas del juego. Un día, los niños sorprendieron al barón jugando una partida con un amigo. A Paolo le fascinó el juego, ver la gravedad con que el barón y su amigo meditaban las jugadas y el repentino mal humor que asaltó al marido de su prima al terminar la partida. Y no menos le asombró ver que el schnauzer de la familia también parecía fascinado por el ajedrez. El propio barón le enseñaría en los días siguientes los rudimentos de un juego que no abandonaría nunca.
Jugábamos en un precioso tablero antiguo, de cuero, y las figuras de ajedrez estaban finamente torneadas en un material parecido al marfil. Faltaba solo una pieza: una torre blanca había sido sustituida por un pedazo de madera, que parecía un mendigo invitado a la corte. Pues bien, nunca le dije al barón que vi a su perro enterrar un hueso, roído como el corazón de una manzana, exactamente igual que aquella torre que faltaba.
Paolo Maurensig, ya algo crecidito, en una fotografía reciente que no he podido acreditar


FICHA TÉCNICA 
PAOLO MAURENSIG
MIS AMORES Y OTROS ANIMALES
GATOPARDO. BARCELONA, 2016
TRADUCCIÓN DE MÓNICA MONTEYS

AMORI MIEI ED ALTRI ANIMALI
GIUNTI EDITORI, MILANO, 2014


miércoles, 19 de junio de 2019

¿CÓMO VESTIRSE PARA TRIUNFAR?

Edith Head (1897-1981) fue una diseñadora de vestuario norteamericana que trabajó en lo que se conoce como la época dorada de Hollywood. Su labor al frente de los departamentos de vestuario de Paramount y Universal la llevaron a ganar nada menos que ocho premios Oscar. Ocho. 

En 1967 publicó How to Dress for Success (Cómo vestirse para triunfar. Ramdom House. Nueva York, 1967) con ilustraciones de su propia cosecha. Con el lema de «puedes conseguir lo que quieras en la vida si te vistes de forma apropiada para ello» daba consejos sobre como prepararse para triunfar en el gran tablero del mundo.

domingo, 16 de junio de 2019

MARYAM EBTEKAR


Maryam Ebtekar (1979) es una polifacética artista iraní que suele expresarse tanto a través de la escultura como de la pintura, además de dedicarse al diseño de joyas y medallas.

Las máscaras y el juego son una constante en la producción pictórica de Ebtekar. Las máscaras constituyen un refugio más que un engaño. Todos los personajes que habitan sus cuadros —un único personaje en cada cuadro— llevan una máscara. En uno de ellos se medio adivina el rostro que hay detrás de la máscara, que parece ser el de la propia autora. El juego busca la realización de un deseo, de un sueño. De sus declaraciones en su página web podemos deducir que ambas cosas —la máscara y el juego— son caras de la misma moneda. Ocultar nuestras emociones del juicio ajeno pero cumplir un deseo que haga tolerable nuestras vidas.

FICHA TÉCNICA
MARYAM EBTEKAR
GAME (2012)
ÓLEO SOBRE LIENZO. 125 x 80 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR

jueves, 13 de junio de 2019

CAPABLANCA POR BLEZ


Joaquín Blez Marcé (1886-1974) fue un fotógrafo cubano especializado en retrato de estudio. Autotitulado «el fotógrafo del mundo elegante», por su estudio de La Habana pasó lo más granado de la burguesía cubana de la primera mitad del siglo XX. Entre ellos, el tercer campeón del mundo de ajedrez, José Raúl Capablanca, que posó ante el fotógrafo en 1937, justo cuando el cubano esperaba que el resultado del match de revancha entre Euwe y Alekhine le permitiera volver a optar al título mundial.

Este retrato, que era totalmente desconocido para mí, se exhibe en La Casa de América de Madrid dentro de la exposición colectiva «La imagen sin límites. Exposición antológica de fotografía cubana» enmarcada en el festival «PhotoEspaña 2019».

lunes, 10 de junio de 2019

KJELL ASKILDSEN

Kjell Askilden (1929) es un escrito noruego cuya obra se conoce en España gracias a los esfuerzos de las editoriales Lengua de trapo y Nórdica. La literatura de Askildsen se expresa fundamentalmente a través del relato corto, a veces muy corto, y es un detallado catálogo de la angustia que acosa el hombre de las  modernas sociedades desarrolladas. Su obra pone en duda de forma radical las supuestas virtudes del sistema y resalta su incapacidad para hacer felices a los hombres, cuando no su capacidad para hacerlos increíblemente desgraciados.

La mayoría de los personajes de Askildsen son solitarios, asociales, amargos, infelices y profundamente tristes y viven entregados a un perpetuo monólogo , sin esperanza, con ellos mismos. Por ello, cuando tienen que relacionarse con otros, casi siempre por obligación, se muestran extremadamente torpes: agresivos sin venir a cuento, incoherente con sus propias decisiones previas y, por supuesto, incapaces de transmitir emoción alguna o empatizar mínimamente con nadie. «Cada vez que me encuentro con alguien, me siento más solo que antes», dice uno de los dos personajes del relato Vaya —Incluido en «Últimas  notas de Thomas F. para la humanidad» (1983)— después de encontrarse con un viejo amigo al que hacía años que no veía. Curioso modo de recuperar una amistad. El hecho de que alguno de sus personajes tenga pareja —o familia— no cambia esencialmente nada: siguen estando solos. Lo que demuestra una vez más que se puede estar solo en medio de una multitud y desmonta de paso la supuesta función de refugio que tiene la familia tradicional que puede convertirse en determinadas circunstancias en una puerta más al horror.



Con este panorama no sorprenderá saber que el ajedrez sea una ocupación natural para este conjunto de solitarios. Permite no hablar —o hablar lo mínimo imprescindible— durante el juego y además puede disfrutarse de él en solitario. En la seguridad solo relativa del hogar —siempre puede presentarse una visita imprevista— algunos de los personajes de Askildsen resuelven problemas de ajedrez.

Este es un fragmento de Un repentino sentimiento liberador, otro relato del libro que mencionamos antes, Dos ancianos que se acaban de encontrar en un banco de la calle mantienen el siguiente diálogo:
—¿Juega usted al ajedrez? —preguntó.
—Hace mucho que no.
—Ya casi nadie juega al ajedrez. Todos aquellos con los que jugaba al ajedrez han muerto.
—Hace al menos quince años —dije.
—El último murió este invierno. Aunque en realidad él en concreto no supuso una gran pérdida, se había vuelto bastante memo. Le ganaba siempre tras menos de veinte movimientos.
Por último, en el primer cuento del libro, que se titula precisamente Ajedrez, se narra la visita que un anciano escritor hace a su hermano, también escritor y aún más anciano. Los hermanos nunca se han llevado bien y la visita pronto adquiere una elevada tensión.
Me estaban entrando ganas de largarme sin decirle el motivo de mi visita, pero pensé que después de la caminata que me había dado sería de tontos, así que le pregunté si le apetecía jugar una partida de ajedrez. Eso lleva mucho tiempo —dijo—, y yo ya no tengo mucho tiempo que perder. Podrías haber venido antes. (...) No lleva más de una hora, dije. La partida sí —contestó—, pero a eso habría que añadirle la excitación posterior o el cabreo si la perdiera.
(...)
Me puse de pie y le solté un discurso: Cada hora que pasa, el mundo se libra de miles de tontos. Piénsalo. ¿Te has parado alguna vez a pensar en la cantidad de estupidez almacenada que desaparece en el transcurso de un día? Imagínate todos los cerebros que dejan de funcionar, pues es ahí donde se almacena la estupidez. Y sin embargo, todavía queda mucha estupidez, porque algunos la han perpetuado en libros, y así se mantiene viva. Mientras la gente siga leyendo novelas, ciertas novelas que tanto abundan, la estupidez seguirá existiendo». Y añadí, un poco vagamente, lo confieso: Por eso he venido a jugar una partida de ajedrez. 
FICHA TÉCNICA
NO SOY ASÍ. CUENTOS 1953-1996
NÓRDICA. MADRID, 2018
TRADUCCIÓN DE KIRSTI BAGGETHUN Y ASUNCIÓN LORENZO
ILUSTRACIÓN

MICHAEL HOLTER
KEEPING MYSELF IN CHECK (PONIÉNDOME EN JAQUE YO MISMO), 2015
ACUARELA SOBRE PAPEL. 21 x 21 CM
COLECCIÓN PARTICULAR





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jueves, 6 de junio de 2019

ALLEZ, ALLEZ...!


Piezas de un juego de ajedrez perteneciente a un refugiado español internado en el campo de concentración francés de Rivesaltes al final de la Guerra Civil española.

Los músicos Luisa y Cuco Pérez, a cuya familia pertenecen los trebejos, suelen exhibirlos en los conciertos de su espectáculo Allez, allez...! que recoge las canciones creadas en los campos de internamiento por los exiliados españoles.

miércoles, 5 de junio de 2019

EL BREVIARIO DE TOURNAI


Dos simios se enfrentan en una partida de ajedrez en el Breviario de Tournai, un códice miniado conservado en la Biblioteca Municipal de Cambrai bajo la signatura ms. 104. Está fechado a principios del siglo XV, aproximadamente sobre 1407.

Las representaciones de simios parodiando el comportamiento humano son frecuentes a lo largo de toda la Edad Media con una intencionalidad satírica y humorística. 

Una curiosa referencia sobre lo que se pensaba de los simios en la época medieval podemos encontrarla en la obra de Bernardo Silvestre, poeta y filósofo francés del siglo XII, que en su «Cosmographia o De Mundi universitate sive Megacosmus et Microcosmus» dice que los monos fueron el último esfuerzo de Dios antes de la creación de Adán.