Bob Dylan en la sala de ajedrez de la Sociedad Bilbaina de Bilbao en 2012 Fotografía de Sam Jones Anatoly Karpov preside desde la pared |
La primera vez que trabajé en East Orange, Nueva Jersey.
Chicos, nunca vayáis a East Orange, Nueva Jersey,
Es una ciudad horrible.
Tuve que actuar en una cafetería de allí.
Fue tan, tan malo,
La gente jugaba al ajedrez allí.
Era lo único en que pensaban.
Ajedrez, ajedrez y ajedrez.
La gente se acercaba
«Si vas a tocar una canción que sea una canción muy tranquila».
Y en el medio de la canción se oía: «jaque».
O: «eh, esa jugada ha sido muy buena».
Y todo tipo de cosas por el estilo.
Sí, amigos, fue tan horrible que tuve un pequeño sueño,
la primera noche que trabajé,
sobre esto de jugar al ajedrez.
Soñé que iba a trabajar a East Orange, Nueva Jersey,
Y al terminar, dos días después,
fui a pedirle mi dinero al tipo:
«He trabajado dos días para ti».
Él dijo: «Bueno, está bien, no pagamos en dinero aquí».
Le dije: «¿Sí?» Me dijo: «bueno».
Me dijo: «Pagamos con piezas de ajedrez».
Le dije: «Bueno, pues dame mis piezas de ajedrez. He trabajado dos días».
Estaba un poco... pensé...
Pensé que estaba mintiendo al principio,
pero lo tomé de todos modos.
Me dio un rey y una dama por trabajar dos días.
Le dije:«Está bien, está bien».
Así que tomé mi rey y mi dama, bajé a un bar, el bar más cercano que pude encontrar.
Entré al bar y pedí una cerveza.
En el bar, un camarero.
Le dije: "¿Puedo tomar una pinta?"
Maldita sea, me dio una pinta.
Me pidió la pasta,
le di mi rey y mi dama.
Maldita sea, cogió el rey y la dama,
Los puso bajo el mostrador,
y me devolvió cuatro peones, dos alfiles y una torre de cambio.
Qué maravillosos juegos ha hecho siempre Dylan con las palabra.
ResponderEliminarGracias por la visita, Miguel.
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