Frente al Pabellón de la Herencia de de la Universidad Tunku Abdul Rahman en la ciudad de Kampar, en el estado malayo de Perak, se yergue una estatua que reúne a una misma mesa a dos personajes históricos separados por miles de años y miles de kilómetros.
Por una parte, Albert Einstein medita su jugada delante de un ajedrez occidental. Mientras, Confucio hace lo propio delante de un tablero de go. Al parecer, el diseño se debe al escultor Wang Chain Kiang, de quien no he podido encontrar noticia cierta en internet, y se inauguró el 23 de junio de 2012. La idea detrás del monumento es tan transparente como alentadora. Elegir dos iconos del saber humano que representen la universalidad de la sabiduría y la convergencia de las civilizaciones.
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