Las andanzas del demonio por Moscú, sembrando el caos entre la élite literaria del realismo socialista, es la parte más hilarante de la por otra parte compleja novela de Mijaíl Bulgakov "El Maestro y Margarita". En el capítulo titulado "A la luz de las velas", Satán, corporeizado en el mago Voland, juega una inusual partida de ajedrez con el gato "Behemot" (Popota en la versión castellana) en presencia de Margarita, quien está preparándose para participar en “El Baile del Plenilunio Primaveral o de los Cien Reyes”, el gran baile de Satanás.
Muchos de los artistas que se han acercado al libro han elegido esta escena como tema de sus ilustraciones. Veamos a continuación unas cuantas de ellas entremezcladas con los fragmentos del capítulo referido en los que se describe la partida de ajedrez.
“Había también sobre la mesa un tablero de ajedrez, con figuras admirablemente trabajadas”
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“En esta habitación había además un enorme gato negro sentado en un alto taburete, frente al tablero de ajedrez, y con el caballo del ajedrez en su pata derecha.
Guela se incorporó e hizo una reverencia a Margarita. El gato hizo lo mismo saltando del taburete y, al arrastrar su pata derecha trasera en una reverencia, dejó caer el caballo y se metió debajo de la cama para buscarlo”.
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“Cogió (Voland) de la cama una larga espada y, agachándose, hurgó con ella debajo de la cama.
-¡Sal de ahí! La partida se da por terminada. Ha llegado una invitada.
-De ninguna manera –silbó como un apuntador Koróviev, preocupado.
-De ninguna manera... –repitió Margarita.
-Messere... –le dijo Koróviev al oído.
-De ninguna manera, messere –repitió Margarita, dominándose, con una voz muy baja, pero inteligible. Y añadió sonriente-: Le ruego que no interrumpa su partida. Creo que cualquier revista de ajedrez pagaría una gran suma si pudiera publicar esta partida”.
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“-Bien, si es usted tan encantadoramente amable –pronunció-, y que conste que no esperaba menos, vamos a dejarnos de cumplidos –se inclinó de nuevo hacia el borde de la cama y gritó -:¿Cuándo acabará esta payasada? ¡Sal de ahí, condenado Hans!
-No encuentro el caballo –respondió el gato con voz ahogada falsa-. No sé dónde se ha metido y lo único que encuentro es una rana.
-Pero, ¿crees que estás en una caseta de feria? –preguntó Voland, fingiendo severidad-. ¡Debajo de la cama no había ninguna rana! ¡Deja esos trucos baratos para el Varietés! ¡Si no sales ahora mismo te damos por vencido, maldito desertor!
-¡De ningún modo, messere! –vociferó el gato, y al instante salió de debajo de la cama con el caballo en la pata”.
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“-¡Ah, bandido! –exclamó Voland moviendo la cabeza-; siempre que su juego está en peligro empieza a hablar como un sacamuelas, como el último charlatán en un puente. Siéntate inmediatamente y déjate de astucias verbales”.
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“-Jaque al rey –dijo Voland.
-Muy bien, muy bien –respondió el gato, y se quedó mirando el tablero de ajedrez a través de sus prismáticos”.
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“Entretanto, en el tablero de ajedrez reinaba una gran confusión. El rey del manto blanco andaba por su casilla alzando los brazos de desesperación. Tres peones blancos, con alabardas, miraban desconcertados al alfil que movía su espada indicando hacia delante, donde había dos jinetes negros de Voland, montados en unos caballos excitados que rascaban la tierra.
Margarita estaba admirada. Le sorprendía que las figuras estuvieran vivas.
El gato, apartando los prismáticos de sus ojos, dio un leve empujón al rey en la espalda. Este, desesperado, se tapó la cara con las manos.
-Mal asunto, querido Popota –dijo Koróviev con voz venenosa.
-La situación es difícil, pero no como para perder las esperanzas –contestó Popota-; es más: estoy seguro de la victoria. Lo que hace falta es analizar bien la situación.
Pero el análisis resultó algo extraño: empezó a hacer muecas y a guiñar el ojo a su rey”.
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“En cuanto desaparecieron Koróviev y Asaselo, las muecas de Popota tomaron unas proporciones desmesuradas. Por fin, el rey blanco comprendió qué esperaban de él. Arrojó su manto y salió corriendo del tablero. El alfil se echó el manto del rey sobre los hombros y ocupó su casilla”.
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-“Bueno, esto dura demasiado –dijo Voland-. Jaque al rey.
-Messere –respondió el gato con una preocupación fingida-, me parece que está muy cansado. ¡No hay jaque!
-El rey está en g2 –repuso Voland sin mirar al tablero.
-¡Messere, qué horror! –aulló el gato poniendo cara de susto-, el rey no está en g2.
-¿Qué pasa? –preguntó Voland sorprendido, y miró al tablero, donde el alfil con el manto del rey volvía la cabeza tapándose la cara.
-Eres un granuja –dijo Voland pensativo.
-¡Messere! ¡De nuevo recurro a la lógica! –habló el gato, llevándose las manos al pecho-. Si un jugador anuncia jaque al rey y el rey no está en el tablero, el jaque no puede ser reconocido.
-¿Te rindes o no? –gritó Voland furioso.
-Permítame que lo piense –pidió el gato con docilidad. Apoyó los codos en la mesa, se tapó los oídos con las patas y se puso a pensar. Estuvo pensando mucho rato y, al fin, dijo: -me rindo.
-Que maten a este ser obstinado –susurró Asaselo.
-Me rindo –repitió el gato-, pero exclusivamente porque no puedo jugar en este ambiente de envidia e intrigas.
Se incorporó y las figuras de ajedrez se metieron en un cajón”.
Una extraordinaria colección de ilustraciones, algunas de las cuales se han usado para esta entrada, y toda suerte de informaciones sobre "El Maestro y Margarita" pueden encontrarse en la página "Master & Margarita".
Muchos de los artistas que se han acercado al libro han elegido esta escena como tema de sus ilustraciones. Veamos a continuación unas cuantas de ellas entremezcladas con los fragmentos del capítulo referido en los que se describe la partida de ajedrez.
Estudio de los personajes Voland y Popota a la acuarela por Zosienka |
“Había también sobre la mesa un tablero de ajedrez, con figuras admirablemente trabajadas”
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Ilustración de Arina Orlova para una edición de "El maestro y Margarita" publicada por Slovo en Moscú en 2011 |
Guela se incorporó e hizo una reverencia a Margarita. El gato hizo lo mismo saltando del taburete y, al arrastrar su pata derecha trasera en una reverencia, dejó caer el caballo y se metió debajo de la cama para buscarlo”.
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Ilustración de Alexandra Mary Everson |
“Cogió (Voland) de la cama una larga espada y, agachándose, hurgó con ella debajo de la cama.
-¡Sal de ahí! La partida se da por terminada. Ha llegado una invitada.
-De ninguna manera –silbó como un apuntador Koróviev, preocupado.
-De ninguna manera... –repitió Margarita.
-Messere... –le dijo Koróviev al oído.
-De ninguna manera, messere –repitió Margarita, dominándose, con una voz muy baja, pero inteligible. Y añadió sonriente-: Le ruego que no interrumpa su partida. Creo que cualquier revista de ajedrez pagaría una gran suma si pudiera publicar esta partida”.
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Ilustración de Vyacheslav Zhelbakov para la edición de "El maestro y Margarita" publicada por la Fundación Sergey Stolyarov en 2006 |
-No encuentro el caballo –respondió el gato con voz ahogada falsa-. No sé dónde se ha metido y lo único que encuentro es una rana.
-Pero, ¿crees que estás en una caseta de feria? –preguntó Voland, fingiendo severidad-. ¡Debajo de la cama no había ninguna rana! ¡Deja esos trucos baratos para el Varietés! ¡Si no sales ahora mismo te damos por vencido, maldito desertor!
-¡De ningún modo, messere! –vociferó el gato, y al instante salió de debajo de la cama con el caballo en la pata”.
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Ilustración de Vasile Gheorghe |
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Ilustración de Nadezhda Sokolova |
-Muy bien, muy bien –respondió el gato, y se quedó mirando el tablero de ajedrez a través de sus prismáticos”.
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Ilustración de C.C. Askew |
Margarita estaba admirada. Le sorprendía que las figuras estuvieran vivas.
El gato, apartando los prismáticos de sus ojos, dio un leve empujón al rey en la espalda. Este, desesperado, se tapó la cara con las manos.
-Mal asunto, querido Popota –dijo Koróviev con voz venenosa.
-La situación es difícil, pero no como para perder las esperanzas –contestó Popota-; es más: estoy seguro de la victoria. Lo que hace falta es analizar bien la situación.
Pero el análisis resultó algo extraño: empezó a hacer muecas y a guiñar el ojo a su rey”.
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Ilustración de 2004 de Maria Baur |
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Ilustración de Kseniya Morgunova |
-Messere –respondió el gato con una preocupación fingida-, me parece que está muy cansado. ¡No hay jaque!
-El rey está en g2 –repuso Voland sin mirar al tablero.
-¡Messere, qué horror! –aulló el gato poniendo cara de susto-, el rey no está en g2.
-¿Qué pasa? –preguntó Voland sorprendido, y miró al tablero, donde el alfil con el manto del rey volvía la cabeza tapándose la cara.
-Eres un granuja –dijo Voland pensativo.
-¡Messere! ¡De nuevo recurro a la lógica! –habló el gato, llevándose las manos al pecho-. Si un jugador anuncia jaque al rey y el rey no está en el tablero, el jaque no puede ser reconocido.
-¿Te rindes o no? –gritó Voland furioso.
-Permítame que lo piense –pidió el gato con docilidad. Apoyó los codos en la mesa, se tapó los oídos con las patas y se puso a pensar. Estuvo pensando mucho rato y, al fin, dijo: -me rindo.
-Que maten a este ser obstinado –susurró Asaselo.
-Me rindo –repitió el gato-, pero exclusivamente porque no puedo jugar en este ambiente de envidia e intrigas.
Se incorporó y las figuras de ajedrez se metieron en un cajón”.
Ilustración de Alexandr Vygalov de 1982/3 |
FICHA TÉCNICA
MIJAÍL BULGÁKOV
EL MAESTRO Y MARGARITA
ALIANZA EDITORIAL. MADRID, 1968.
TRADUCCIÓN DE AMAYA LACASA SANCHA
EL MAESTRO Y MARGARITA
ALIANZA EDITORIAL. MADRID, 1968.
TRADUCCIÓN DE AMAYA LACASA SANCHA