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jueves, 27 de junio de 2013

MI NOMBRE ES MANDRAKE

Llamé a mi socio, Wexler.
Hoy no voy al despacho.
Ya lo sé, dijo Wexler. Te vas a pasar el día jugando al ajedrez con una mujer y atizándole al vino.

El diálogo precedente pertenece a un cuento del brasileño Rubem Fonseca titulado Mandrake (incluido en su libro de 1979 El cobrador). El doctor Paulo Mendes, Mandrake, un abogado criminalista con alma de detective privado, cínico, amoral y extraordinariamente mujeriego, es un personaje recurrente en la obra de Fonseca en la que protagoniza dos novelas y un buen número de cuentos.

En los libros de Fonseca transitan, con un lenguaje crudo y un estilo rápido y directo, los aspectos menos rutilantes de la sociedad contemporánea. La violencia, la corrupción, la miseria, los comportamientos asociales, la locura, salpicados de un erotismo sin tapujos, forman un aterrador friso de la alienación y deshumanización de las sociedades urbanas actuales.

Mandrake es uno de los muchos detectives de ficción amantes del ajedrez. Aunque sabemos que aprendió a jugar con su padre cuando éste, recién separado de su madre, iba a visitarlo de niño, su afición al juego se cimentó por amor. Enamorado de Berta Bronstein —Berta o, simplemente, Bebé—, y sabedor de que ella era una gran jugadora de ajedrez, estudió todo lo cayó en sus manos sobre el juego. Su pasión lectora le llevó hasta estudiar una edición facsímil del Libro de la invención liberal y arte del juego del ajedrez, el tratado de Ruy López que revolucionó el concepto del ajedrez en el siglo XVI.

Conviviendo ya con ella, el juego del ajedrez se convierte en el preámbulo habitual del juego amoroso. Su vida cotidiana transcurre jugando al ajedrez, bebiendo vino, fundamentalmente Faísca, y haciendo el amor. En sus conversaciones salen a relucir aperturas como el Giuoco Piano, la Siciliana, la Nimzoindia y el Contragambito Blumenfeld, del que se dan las primeras jugadas. Incluso se recuerdan partidas clásicas, como la derrota de Capablanca a manos de Tarrasch en el Torneo de San Petersburgo de 1914. Los curiosos pueden ver la partida aquí

Berta suele derrotar a Mandrake habitualmente. Su superioridad es tal que en un momento dado el abogado exclama:
No sé por qué no existen mujeres campeonas del mundo de ajedrez, acaso porque la mayoría de ellas no ha descubierto aún el juego.
Cuando se separaron, Mandrake no pudo volver a jugar al ajedrez aunque el tablero con piezas de marfil que había comprado para impresionarla siguió estando en su sitio.


La ilustración, obra de Francisco José de Souto Leite, alias Derbyblue, participó en el concurso A cara do Mandrake organizado por las editoriales brasileñas Agir y Desiderata para poner cara al personaje de Rubem Fonseca y realizar una novela gráfica basada en sus aventuras.

La obra de Derbyblue comparte con la de Fonseca el gusto por la descripción de ambientes marginales: un mundo lleno de violencia y plagado de un erotismo turbador y provocativo.

Aunque no ganó el concurso, la ilustración ilustra bien el relato "Mandrake" y la relación de amor que el protagonista y Berta Bronstein mantienen: largas veladas jugando al ajedrez y bebiendo vino Faísca, compartiendo confidencias y sexo. En un momento de la historia, Mandrake dice:
Bebé, tú abres con la Ruy López y yo te gano en quince movimientos.
Mentira. Las dificultades de las negras en esta apertura son enormes cuando los dos jugadores son parejos, como ocurría en nuestro caso. Pero yo quería tener cerca de mí a alguien que me amaba.
Sin embargo, y pese haber representado una apertura Ruy López sobre el tablero, Derbyblue ha cometido el error de confundir a la dama con el rey y colocar a cada uno en la casilla que no le corresponde. La dama, ocioso parece recordarlo, debe ir, en la disposición de salida de las  piezas, sobre un escaque de su mismo color


FICHA TÉCNICA
RUBEM FONSECA
LOS MEJORES RELATOS
ALFAGUARA. MÉXICO, 1998
TRADUCCIÓN DE ROMEO TELLO GARRIDO

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