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jueves, 13 de septiembre de 2012

LA PATA DE MONO

Mientras afuera la noche era fría y húmeda, en el interior de la sala de estar de Laburnam Villa las ventanas se hallaban bien cerradas, las persianas echadas, y el fuego resplandecía vivamente en la chimenea. Sentados a una mesa, el dueño de la casa y su hijo disputaban con aire solemne una partida de ajedrez. De los dos, el primero, convencido de que la clave de aquel juego consistía en cambiar continuamente de estrategia para desconcertar al rival, llevaba ya rato poniendo a su rey en una serie de situaciones tan comprometidas e innecesarias que en más de una ocasión había provocado algún que otro comentario en la anciana de cabellos blancos que, cómodamente instalada junto al fuego, fingía estar enfrascada en su labor de punto.

-¡Shhh! ¡Escucha! ¿Te has dado cuenta cómo sopla el viento esta noche? –dijo de repente Mr. White, quien, habiendo descubierto demasiado tarde el tremendo error que acababa de cometer con su último movimiento, pretendía distraer a su hijo.

-Hace rato que lo escucho, papá –respondió el otro  examinando el tablero con rostro ceñudo y alargando el brazo para mover una pieza-. Jaque...

-No creo que nuestro invitado venga esta noche –se apresuró a decir su padre con una indecisa mano suspendida sobre el tablero.

-... mate –concluyó el hijo.

-¡Eso es lo peor de vivir tan lejos de la ciudad! –exclamó entonces Mr. White perdiendo súbitamente e inesperadamente los estribos-. De todos los lugares que hay en este mundo para vivir apartado de los demás, éste es el peor de todos. Cuando la carretera no está inundada, se encuentra hecha un barrizal. No sé en que demonios estarán pensando las autoridades para no ponerle remedio de una vez por todas a esta situación. Supongo que lo que ocurre es que, como en esta zona no vivimos más que unas pocas familias, a nadie le importamos un comino.


-No te sulfures, querido –le dijo suavemente su esposa-. Ya ganarás en otra ocasión.
FICHA TÉCNICA 

WILIAM WYMARK JACOBS
LA PATA DE MONO Y OTROS CUENTOS MACABROS
VALDEMAR. MADRID, 2000.
TRADUCTOR: MIGUEL ORTUÑO

Así comienza "La pata de mono", un cuento de William Wymark Jacobs que Borges consideraba de los más memorables que había leído y que incluyera en la antología que junto a Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo escribiera sobre el género fantástico (Antología de la literatura fantástica. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1940).


El tema de "La pata de mono" es un tópico de la literatura popular. Trata del talismán, sea genio, lámpara o, como en este caso, pata de mono, que concede a su propietario tres deseos. Como los deseos casi nunca, por no decir nunca, suelen estar dictados por el sentido común o los buenos sentimientos, los resultados acostumbran a ser catastróficos. El tema se remonta al menos a "Las mil y una noches", donde se presenta con un acento marcadamente humorístico, y hay ejemplos en Perrault y en multitud de relatos populares. Animo al lector a leer inmediatamente la continuación de la historia en su versión original o en su traducción al castellano.

La partida de ajedrez que disputan padre e hijo al comienzo del cuento no solo forma parte de la presentación que introduce la historia, situándola en un confortable ambiente burgués, sino que nos anticipa el carácter de Mr. White, el personaje central de la historia. Al igual que en la partida de ajedrez, donde su imprudente estrategia "llevaba ya rato poniendo a su rey en una serie de situaciones tan comprometidas e innecesarias", su actuación ante el talismán será, pese a las advertencias recibidas, tan imprudente como temeraria.

Al igual que en el juego del ajedrez no se puede volver atrás un movimiento, los deseos planteados al talismán no pueden ser retirados. Y de la misma forma que White es incapaz de advertir la estrategia de su hijo, de anticiparse a sus jugadas, y recibe un mate ante el que solo es capaz de ofrecer un burdo intento de distraer a su rival, será incapaz de advertir el peligro escondido en el talismán. Y este, como su hijo, no se dejará distraer.


Las fotografías pertenecen a una representación de "The Monkey's Paw" por el grupo "City Island Theater Group" en 2000. Los interpretes son: Jerry Demars (Mr. White), Jo Heck (Mrs. White) y Louis Ignarro (Herbert).

Hay que comentar la peculiar idea de la puesta en escena que tiene el director de la función al disponer a los jugadores en ángulo recto cuando nada parece impedir que se pongan uno enfrente del otro, como manda la costumbre y las enseñanzas de nuestros mayores.

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