Bajo este título, tomado de la revista que Javier Carpintero editó a mediados de la década de los 90, pretendo comentar las relaciones que el ajedrez ha mantenido y mantiene con la literatura y las artes plásticas.
Hay quienes sostienen que el ajedrez es una música callada. Tienen razón, para mí jugar al ajedrez es como componer una sinfonía.
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