Páginas

lunes, 31 de marzo de 2008

PRIMER MOTÍN


En el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el popular Sofidú, está exponiendo estos días el artista brasileño José Damasceno (desde el 8 de febrero hasta el 19 de mayo de 2008, para quien nos lea en el futuro)

La obra de Damasceno tiene la peculiaridad de que no se muestra en las salas de exposición dispuestas para tal fin sino que busca los espacios de tránsito: pasillos, escaleras, incluso las tiendas de souvenirs sin las que parece que ningún museo tenga sentido hoy en día. Es decir, aquellos espacios donde el público no espera encontrarse con una obra de arte. La intención es crear una relación distinta con el espectador, interactuar con él y establecer una forma nueva de diálogo con la obra.

La muestra -Coordenadas y apariciones se llama- está compuesta por nueve intervenciones, dentro y fuera del museo, que proponen un recorrido distinto del habitual en el antiguo Hospital de San Carlos.

Una de ellas, y el motivo de que estemos hablando de esto aquí hoy, es “Primer Motín”: una obra que está compuesta por centenares de piezas de ajedrez que se disponen por los muros del pasillo del segundo piso del museo.

La impresión que causan tantas piezas juntas recuerda un motín, quizá una revolución, o una manifestación (a mí, no sé porqué, me recuerdan a los cuadros de manifestaciones de Canogar) pero también a los grupos de personas que se reúnen aleatoriamente a la salida de un evento deportivo o festivo, comentando las incidencias de la jornada.

A favor de la tesis revolucionaria está Borja Villel, director del museo, que apuntó que “el artista, como las figuras de ajedrez, está dentro de un sistema para luego romper del todo con él”.

A mí, que soy ajedrecista, me hacía más gracia ver a las piezas liberadas de la tiranía de los escaques, relacionándose entre ellas de otra forma a la reglamentada, formando grupos donde podían coexistir nueve peones de un mismo color o en los que trebejos de bandos distintos podían colaborar amigablemente en la consecución de un logro estético. O incluso imaginarlas comentando los lances de un torneo en el que, una vez finalizadas las partidas, se reunieran todas las piezas de los distintos tableros para criticar la torpeza con la que los jugadores las manejamos…

Así de contento estaba yo, interactuando con la obra y dispuesto a obtener algunas fotografías para ilustrar este artículo, cuando los servicios de seguridad del museo me recordaron lo poco que dura la alegría en la casa del pobre, alegando que el diálogo con la instalación de Damasceno podía ser todo lo fluido y fecundo que yo quisiera, faltaría más, pero que allí no se podían hacer fotos, dando por sentado, supongo, que para eso está la tienda sita en el primer piso del edificio (donde por supuesto no había ninguna reproducción de la obra)

Así que, con la parca representación gráfica que pueden ver Uds., di por terminada mi relación con la obra. Al salir no puede dejar de pensar en la vieja máxima del futurista italiano Marinetti que dice que los museos son los cementerios del Arte. ¡Y mira que me jode dar la razón a Marinetti!


miércoles, 12 de marzo de 2008

EL REY LEAR

Se está representando estos días en Madrid el Rey Lear de William Shakespeare.

El cartel, diseñado por Isidro Ferrer y Nicolás Sánchez, presenta un curioso motivo ajedrecístico: la última falange del dedo índice de la esquelética mano que constituye el elemento fundamental del cartel ha sido sustituida por un rey de ajedrez.


En otro sitio hablamos algo del ajedrez en la obra de Shakespeare por lo que aquí nos limitaremos a mencionar una metáfora ajedrecística contenida en esta obra.
Ocurre en la primera escena del Acto I, cuando Kent está reprochando a Lear haber desheredado a Cordelia.

LEAR
¡Basta Kent, por tu vida!

KENT
Mi vida nunca fue sino un peón jugado en contra de tus enemigos; nunca temí perderla si era el motivo tu seguridad.

Y a mostrar el siguiente cuadro, atribuido al pintor holandés Karel van Mander, que supuestamente representa a Shakespeare, a la derecha, jugando al ajedrez con el también dramaturgo Ben Jonson.


Algunos historiadores sostienen que se trata del único retrato del poeta inglés realizado del natural. Si el lector desea saber más sobre esta atribución puede curiosear aquí. Aunque como de costumbre otros historiadores niegan este extremo. Un resumen de sus opiniones puede leerse en las extraordinarias Chess Notes de Edward Winter.

La posición presente en el tablero parece ser la siguiente:


Un somero vistazo basta para comprobar que la posición es imposible. Al estar los ocho peones blancos en el tablero, uno de los peones doblados tiene que ser el peón de b y éste es imposible que haya llegado a f5 respetando el reglamento. La posición, pues, es inventada pero el hecho de que Shakespeare tenga un alfil en la mano y que éste pueda dar mate con Ac3 nos sugiere una intención simbólica que a mí se me escapa. Quizá remarcar la jerarquía de Shakespeare frente a Jonson, quizá simplemente señalar que Shakespeare le ganaba al ajedrez a Jonson.

Pero tenga en cuenta el lector que las interpretaciones en materia de arte son un terreno muy resbaladizo, si no están apoyadas en pruebas documentales, y que a lo mejor la escena representa sencillamente a dos comerciantes holandeses entreteniendo su ocio. Pero a mí, en honor a la verdad, para materia de esta nota dicha atribución me venía al pelo.

FICHA TÉCNICA
WILLIAM SHAKESPEARE
EL REY LEAR
CÁTEDRA. MADRID, 1986
KAREL VAN MANDER
WILLIAM SHAKESPEARE AND BEN JONSON ENGAGED IN A GAME OF CHESS
TIZA SOBRE LINO 77,20X96CM
COLECCIÓN PARTICULAR

viernes, 7 de marzo de 2008

ÓPERA PARA DOS SOPRANOS Y TABLERO DE AJEDREZ

Si el título le ha dejado sorprendido, lector, sepa que describe a la perfección la obra que vamos a comentar a continuación.

Se trata de Sketches of chess, una ópera de corta duración debida a la polifacética Murielle Lucie Clément cuyo libreto son las jugadas de una partida de rápidas disputada entre Ljubomir Ljubojevic y Garry Kasparov en Bruselas en el año 1987.

Una de las sopranos canta las jugadas de las blancas y la otra, las de las negras.

Si están interesados en escuchar la obra en cuestión pueden hacerlo en el siguiente video:

A continuación transcribo el libreto por si algún lector aficionado a la lírica quisiera practicar.

LJUBOMIR LJUBOJEVIC – GARRY KASPAROV

C05 APERTURA INGLESA

BRUSELAS, 1987

1. c4 e5 2. Cc3 d6 3. g3 f5 4. Ag2 Cf6 5. e3 g6 6. Cge2 Ag7 7. O-O O-O 8. d3 c6 9.b4 Ae6 10. b5 d5 11. bc6 bc6 12. Da4 g5 13. Aa3 Tf7 14. Tac1 Td7 15. Ab4 a5 16. Aa3 Af7 17, cd5 cd5 18. Cb5 Ca6 19. Tc6 Cb4 20. Ab4 ab4 21. Db4 Ta2 22. Cec3 Ta8 23. Cd6 Af8 24. Cf7 Tf7 25. Db3 Ta3 26. Dc2 e4 27. de4 de4 28. Td1 De8 29. Cb5 Ta2 30. Dc4 Ta4 31. Dc2 Ta2 32. Da2 Dc6 33. Cd4 Dd5 34. Dc2 Cg4 35. h3 Ce5 36. Cf5 Cd3 37. g4 h5 38. Dc8 Da2 39. Tf1 Rh7 40 Ae4

Y Ljubojevic acabó imponiéndose.

La partida en el visor: