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lunes, 30 de enero de 2017

LOS GEMELOS OYENS


Pieter y David Oyens, gemelos univitelinos, fueron unos pintores holandeses del siglo XIX especializados en escenas de género. Herederos de una inmensa fortuna, eran de una familia de banqueros, y dotados naturalmente para el arte del buen vivir, ambos hermanos se entregaron gustosos a la bohemia y al arte. Pronto se trasladaron a Bruselas, donde ambos cultivaron con esmero su parecido y compartieron estudio y círculos artísticos.

Tenían fama de ser indistinguibles uno del otro hasta para sus allegados y sus carreras discurrieron en paralelo hasta el punto de que se dice que ambos pintaban indistintamente en un mismo cuadro. Además, solían tomarse el uno al otro como modelos para sus composiciones, se retrataban mutuamente y pintaban los mismos temas y en el mismo estilo hasta la muerte de Pieter, después de la cual David apenas pintó nada. 

Muchos de sus cuadros están firmados solo con el apellido, lo que hace aún más difícil atribuir correctamente sus obras. En otros, para aumentar la confusión, firmaban con algún chascarrillo del tipo «hecho por David, el hermano de la derecha».

Los temas preferidos por ambos fueron las escenas de género sacadas de su vida cotidiana, en la que abundan las escenas de taller y representaciones de su vida como artistas. Los retratos y las naturalezas muertas abundan también en su producción. Los gemelos cosecharon un buen éxito comercial, sus obras fueron del gusto de los coleccionistas, participaron en la Exposición Universal de París de 1889 y obtuvieron distintos premios y distinciones públicas. 

Como ocurrió con muchos pintores figurativos de tradición realista, el advenimiento de las vanguardias acabó de un plumazo con su popularidad. En estos inicios del siglo XXI se han dado, sin embargo, unos tímidos pasos para su recuperación.

El cuadro que presentamos está firmado por Pieter, pero dada la costumbre de los hermanos de intervenir cada uno en los cuadros del otro, puede darse el caso de que haya partes pintadas por David.

Visto en El dibujante.
FICHA TÉCNICA
PIETER (O DAVID) OYENS
LOS JUGADORES DE AJEDREZ (DE SCHAAKSPELERES), 1876
ÓLEO SOBRE TABLA. 29,8 x 32,6 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR

viernes, 27 de enero de 2017

JEAN-JACQUES SEMPÉ

New Yorker cover by Jean-Jacques Sempe:

Una de las setenta y cinco portadas que Sempé dibujó para The New Yorker. Un amenazador caballo negro se enfrenta a un triste y solitario peón blanco.

Se publicó el 15 de abril de 1985.

miércoles, 25 de enero de 2017

UN JAQUE MUY MATE

Conocida en España como «Un atraco de ida y vuelta», Uno scacco tutto matto es una coproducción hispano-italiana de 1968 que abunda en el conocido tema humorístico del atraco perfecto frustrado por la propia incompetencia de los ladrones, siguiendo la estela de I soliti ignoti (Lux Films/Cinecittà; 1958 —en España conocida como Rufufú—), la comedia de Mario Monicelli que parodiaba el gran éxito del cine negro francés Rififi (Jules Dassen. Pathé Cinema; 1955). En España, el género rozó la genialidad en «Atraco a las tres» (José María Forqué; Hesperia Films, 1962).


La película reunió a una gran estrella de Hollywood en horas bajas, Edward G. Robinson, con un elenco internacional de actores en el que abundaban los españoles: Jorge Rigaud, Manolo Zarzo, José Bódalo y mi buen amigo Ruperto Ares, entre otros. El contrapunto sexy corrió a cargo de Maria Grazia Buccella.

La trama es así: Un tal MacDowell —Edward G. Robinson—, ladrón de guante blanco, descubre que una su sobrina es clavadita a la secretaria de un poderoso banquero y se le ocurre una idea genial: si consigue sustituir a varios de los empleados del banco por unos sosias adecuados, podrá dar un golpe perfecto y apropiarse fácilmente y sin riesgos de las nóminas que custodia el banco. Detto, fatto que dicen los italianos. Manos a la obra y el robo está hecho. Pero todo se complica después, y el maletín con el botín cambiará con gran presteza de manos mientras la policía va cercando a los ladrones.



El inspector Vogel, encargado del caso, interpretado por José Bódalo, sospecha de MacDowell y por ello lo pone bajo arresto domiciliario. Cuando va a comunicar a McDowell que no puede abandonar su domicilio, lo encuentra estudiando una partida de ajedrez. «Capablanca, 1936» —dice Vogel, tras observar un momento la posición. «Exacto» —dice McDowell— «es el movimiento que estaba estudiando». No sé si los guionistas tuvieron alguna partida en concreto en la mente al escribir esta escena, la posición que se ve en pantalla no parece corresponder a ninguna partida real, pero puestos a fantasear bien pudiera haber sido la espectacular partida que le ganó a William Winter en el Torneo de Nothingham de 1936.


Al ver que Vogel es aficionado al ajedrez, McDowell invita al inspector a jugar una partida. Y es en el transcurso de esa partida cuando da con la clave que les va a permitir escapar de la difícil situación en la que se encuentran. En un momento dado, Vogel pretende rectificar una jugada. «Es fácil resolver una situación apurada si se tiene la posibilidad de volver atrás» —reflexiona McDowell ante ese hecho.


Y con esa reflexión llega la solución, volverán atrás una jugada, devolverán el dinero al banco para fingir que no ha pasado nada. Así salvarán la piel ya que, al no haber delito, no habrá tampoco castigo. No tendrán premio, pero siempre les quedará la emoción de preparar una nueva aventura.

lunes, 23 de enero de 2017

VALENTINA LISITSA


La pianista ucraniana Valentina Lisitsa delante de un tablero de ajedrez en sus años escolares. A pesar de sus grandes aptitudes hacia la música, el mayor deseo infantil de Valentina Lisitsa era jugar al ajedrez de forma profesional. Sin embargo, en un momento dado ambas aficiones entraron en conflicto; en una entrevista declaró que el aspecto emocional de la música se había impuesto al competitivo del ajedrez cuando de repente se descubrió ante el tablero «buscando movimientos bonitos en lugar de movimientos ganadores». Ese descubrimiento fue el que determinó su verdadera vocación.

viernes, 20 de enero de 2017

EL OSO RUSO


Una nueva pieza de ajedrez, el oso, domina el tablero europeo en esta viñeta de Greg Groesch, publicada en The Washington Times el 28 de diciembre de 2014, para ilustrar un artículo de Stephen Blank sobre la guerra de Ucrania y el expansionismo ruso.

miércoles, 18 de enero de 2017

SAMUEL BECKETT

—Imposible —dijo Murphy—, espero a un amigo.
—No tienes amigos —dijo Celia.
—Bueno —dijo Murphy—, no es exactamente un amigo, un tipo que juega al ajedrez. Un vejete delicioso. Limpio, sordo y mudo.

«Chess». Litografía de Emanuel Schary


FICHA TÉCNICA
SAMUEL BECKETT
MURPHY
EDITORIAL LUMEN. BARCELONA, 1990 (1ª EDICIÓN. LES ÉDITIONS DE MINUIT, 1965)
TRADUCCIÓN DE GABRIEL FERRATER

viernes, 13 de enero de 2017

FERNANDO ARRABAL Y MATHILDE REUMAUX TRAS LOS PASOS DE MARCEL DUCHAMP Y EVE BABITZ


El 15 de septiembre de 2016, en el blog que mantiene en el diario francés Le Monde, arrabalescos, y donde habla con muchísima frecuencia de ajedrez, el dramaturgo español publicó su particular homenaje a Marcel Duchamp.

El texto que acompaña a la imagen es el siguiente:
Fernando Arrabal y Mathilde Reumax
tras los pasos de
Marcel Duchamp y Eve Babitz
en 1963, por una foto histórica de Julian Wasser
en 2016 con una foto para la historia, tomada por Jean-Louis Hess
en el Café Broglie de Estrasburgo
por lugares en los que Marcel Duchamp
participó en el Campeonato de Francia de Ajedrez de 1924

Fernando Arrabal está jugando contra Mathilde Reumax, de la editorial La Nuée Bleue, con unas piezas que siguen el diseño que Max Ernst hizo en 1944 para la exposición The Imagery of Chess, de la que hemos hablado aquí.



Efectivamente, el Campeonato de Francia de 1924 se disputó en el Café Broglie, sito en la plaza del mismo nombre, entre los días 31 de agosto y el 7 de septiembre en la ciudad de Estrasburgo, como podemos ver en el cartel diseñado para la ocasión y del que solo sabemos que está firmado con unas iniciales: H.B. Una copia del cartel, como podemos ver en la fotografía, se conserva hoy en día en el café.


miércoles, 11 de enero de 2017

DIZZY GILLESPIE EN «THE PREVIEW» 2ª PARTE


Hoja de contactos de la sesión que el fotógrafo Ted Williams realizó sobre Dizzy Gillespie en el nightclub «The Preview» en 1959. En ellas queda patente la cercanía que el fotógrafo mantenía con los músicos, lo que le permitió captar perfectamente el backstage, el «entre bambalinas», la privacidad de los artistas, lejos de los focos y del escenario, en una obra que hoy constituye un documento de primera importancia para el conocimiento de la época y sus costumbres.

Una de las fotografías de la sesión fue publicada en la página 32 del número 10 de la revista «Jet», julio de 1959, aunque no se corresponde con ninguno de los contactos de la foto superior, y gracias al pie de foto sabemos que el tercer hombre de la fotografía es Gordon Dunhan (el segundo es, como vimos en la entrada precedente, el crítico musical Gene Lees que es el hombre con gafas situado a la izquierda en los cuatro primeros contactos). Gordon Dunhan viene definido en dicho pie de foto como «experto» y se comenta que Gillespie acumulaba una buena racha de victorias frente a los clientes de «The Preview» hasta que se cruzó con él. 

Indagando en la red, he averiguado que un tal Gordon Dunhan estuvo activo como jugador de ajedrez a mediados de los años 60 en los Estados Unidos. En 1964 quedó en decimotercer lugar en el Western Open con 5 puntos de 7 partidas (+5-2). En 1965 le fue peor en el mismo torneo, quedó el puesto 30 con 5,5 de 9 posibles (+3=5-1), aunque la participación era notablemente más fuerte, incluyendo a los grandes maestros Robert Byrne y William Lombardy. Si este es el Gordon Dunhan de las fotografías, el calificativo de experto no es exagerado.


lunes, 9 de enero de 2017

DIZZY GILLESPIE EN «THE PREVIEW»


El trompetista de jazz estadounidense Dizzy Gillespie fue un gran aficionado al ajedrez que no dudaba en aprovechar cualquier momento para disputar una partida. En 1959, el músico norteamericano fue contratado para actuar en The Preview, un nightclub de Chicago. Allí aprovechaba los descansos entre actuaciones para jugar al ajedrez con los clientes o con los amigos que acudían a verle. 

En esta foto de Ted Williams, Dizzy aparece jugando con el crítico y escritor canadiense Gene Lees. Lees describió en su libro de 2001 You Can't Steal a Gift: Dizzy, Clark, Milt and Nat como fue esa velada:
Yo había ido con un amigo fotógrafo, Ted Williams, a sacar unas fotografías de él [Gillespie] en un nightclub del Loop llamado The Preview donde estaba actuando. Nada más verme me preguntó si sabía jugar al ajedrez, a lo que contesté que no. «¿Qué? ¿No sabes jugar? Voy a enseñarte». Y lo intentó. La clase de ajedrez fue un fracaso, pero la amistad que nació entre nosotros, no.
Poco hay que añadir sobre Dizzy Gillespie, uno de los músicos más influyentes del siglo XX e impulsor junto a Charlie Parker de una de las corrientes principales del jazz, el bebop. Hombre carismático, en 1964 se presentó a la presidencia de los Estados Unidos de América con la promesa de cambiar, si era elegido, el nombre de la Casa Blanca por el de la Casa del Blues. Su programa incluía la designación como secretarios de estado de prominentes músicos como Duke Ellington, Miles Davis, Max Roach, Charles Mingus, Ray Charles, Louis Armstrong, Mary Lou Williams y Thelonius Monk. Como guinda, Malcolm X hubiera sido el Fiscal General. Inexplicablemente, la candidatura no cuajó entre el electorado.

Por cierto, el título del libro de Lees mencionado anteriormente es una frase del propio Gillespie pronunciada en defensa del saxofonista blanco Phil Woods, cuando este fue acusado de «robar» el estilo de Charlie Parker. «No se puede robar un regalo» —dijo Gillespie— «Bird regaló su música al mundo y cuando la escuchas, es tuya».

Gene Lees, por su parte, fue un cotizado letrista que trabajó para Frank Sinatra, Peggy Lee o Diana Krall además de ser el autor de dos novelas. Con todo, su actividad principal fue la de periodista especializado en música popular y biógrafo de las grandes estrellas del jazz

Finalmente, el fotógrafo Ted Williams también recibió formación musical aunque pronto se impuso su vocación por la fotografía. De todas formas, su afición por la música le hizo integrarse en la escena musical norteamericana y empezar a retratar a las grandes figuras del jazz para las principales revistas de la época. Activo desde los años 40 hasta los 70, dejó a su muerte una colección de cerca de 100.000 negativos

Más sobre Dizzy Gillespie en ARTEDREZ.

viernes, 6 de enero de 2017

HALSMAN

En el CaixaForum de Madrid se exhibe hasta marzo de 2017 una exposición del gran fotógrafo norteamericano Philippe Halsman. Hasta un total de cuatro fotos que tienen interés artedrecístico hay presentes en esta exposición. La primera es este retrato del undécimo campeón del mundo de ajedrez, el norteamericano Bobby Fischer. Probablemente, esta fotografía pertenece a la misma sesión del retrato que publicamos en ARTEDREZ hace algunos años.


Las otras tres pertenecen a un reportaje realizado durante el rodaje de la película de 1957 8x8: A Chess Sonata in 8 Movements. Título mítico del cine experimental estadounidense, en su dirección colaboraron Hans Richter y Jean Cocteau. Aunque a veces, quizá por la temática ajedrecística, se incluye en la dirección a Marcel Duchamp, este no está acreditado como tal. Descrita por sus autores como «mitad Freud, mitad Lewis Carroll» contó con la participación de numerosos artistas, casi todos vinculados al dadaísmo o al surrealismo: Jean Arp, Marcel Duchamp, Yves Tanguy, Max Ernst, Alexander Calder, Man Ray, Dorotea Tanning y un largo etcétera.

En la fotografía del medio, tomada durante una escena que representa una onírica partida de ajedrez viviente, podemos adivinar más que ver a Marcel Duchamp, sentado en el hueco de un árbol, dirigiendo a uno de los dos equipos.





miércoles, 4 de enero de 2017

DONNA TARTT

—El otro día el tal Malcolm cómo se llame —dijo Andy—, o algún otro escritor supuestamente reconocido, señaló en el programa Science Times que hay más partidas de ajedrez posibles que granos de arena en el desierto. Es ridículo que un escritor científico de un gran periódico se sienta obligado a afirmar algo tan obvio.
Foto


 FICHA TÉCNICA

DONNA TARTT
EL JILGUERO 
PENGUIN RANDOM HOUSE. BARCELONA, 2014
TRADUCCIÓN DE AURORA ECHEVARRÍA

lunes, 2 de enero de 2017

CHIM


Chim es el seudónimo del fotógrafo norteamericano de origen polaco David Seymour (David Szymin en polaco). Co-fundador de la agencia Magnum, Chim fue uno de los grandes fotorreporteros del siglo XX. Cubrió todos los conflictos habidos y por haber desde su debut en la Guerra Civil española (1936-1939) hasta su muerte en acción, ametrallado por una patrulla egipcia, durante la Guerra del Sinaí (1956).

La mirada de Chim es la de un humanista, preocupado fundamentalmente por los desfavorecidos. Respetuoso del ideario que él mismo escribió para Magnum, agencia de la que fue director, integridad, respeto a la realidad e interés por el factor humano, su obra principal fue el reportaje —editado en forma de libro bajo el título «Children of Europe» (Niños de Europa; UNESCO, París, 1949)— realizado en diversos países europeos sobre los efectos que la II Guerra Mundial había tenido sobre los niños del continente.

La fotografía de hoy fue tomada en 1951, en la región agrícola del valle de Hula, en Israel y lleva por título «Partida de ajedrez en la biblioteca».