En 1916 el artista alemán Helmut Herzfeld decidió anglosajonizar su nombre como protesta ante la creciente xenofobia, dirigida fundamentalmente contra los británicos, que se extendía por la Alemania en guerra: había nacido John Heartfield.
Este renacimiento no se quedó en un mero cambio de nombre. El neonato no tardó en entregar al fuego toda su producción artística anterior (paisajes al óleo y a la acuarela, diseños gráficos, dibujos, carteles...) que había sido realizada siguiendo un criterio estrictamente academicista y que no le servía para expresar el profundo desasosiego, la tristeza, el dolor, la ira y la desolación que la guerra y los poderes que la habían propiciado le causaban. A partir de ese momento se dedicó con ahínco a la búsqueda de un nuevo lenguaje artístico y a la lucha contra el capitalismo. Para ello se afilió simultáneamente al recién nacido partido comunista alemán y al no menos joven movimiento dadaísta berlinés.
Empezó a trabajar, en los años veinte, como decorador y escenógrafo para las obras del teatro épico que impulsaban Erwin Piscator y Bertolt Brecht,
como diseñador de cubiertas de libros para editoriales y como ilustrador en revistas satíricas de corte izquierdista en las que desarrolló la técnica con la que lograría aunar sus inquietudes artísticas con su compromiso político: el fotomontaje. Básicamente, el fotomontaje consiste en la reutilización parcial de diversas fotografías para componer una nueva imagen dotada de un nuevo significado. Ocioso es decir la influencia que esta técnica ha tenido en el arte y la publicidad contemporáneos.
El fotomontaje fue concebido como un arte de propaganda política que aprovechando las nuevas tecnologías podía aspirar a una difusión masiva. Y lo consiguió, la tirada de "Arbeiter-Illustrierte-Zeitung" (El peródico gráfico de los trabajadores), conocido como AIZ, donde Heartfield publicó la gran mayoría de su obra, alcanzó los 350.000 ejemplares semanales en los años 30. El nieto del artista afirma que éste se hubiera sentido muy satisfecho de ver reproducida masivamente su obra a través de internet. Se rompía así la concepción de la obra de arte como algo único y se atacaba paralelamente su condición de mercancía. La temática fundamental que manejó Heatfield fue la crítica inmisericorde de las ideas de Adolf Hitler y la revelación de los vínculos que mantenía con la fea burguesía que ayudó a encumbrarlo.
Lógicamente, esta actividad no le granjeó precisamente la simpatía de la jerarquía nazi. En 1933 se salvó por los pelos de ser detenido al arrojarse por una ventana mientras las SS allanaban su domicilio. Después de cruzar a pie enjuto los Sudetes, logró refugiarse en Praga donde continuó su trabajo en la revista "VI: Die Volks-Illustrierte" (El Ilustrado del pueblo), la prolongación en el exilio de AIZ. La inminente invasión de Checoslovaquia le obligó en 1938 a trasladarse al Reino Unido donde los británicos le dieron una calurosa bienvenida internándolo en un campo de prisioneros al considerarlo un extranjero enemigo. Puesto en libertad, con la salud quebrantada, mantuvo a su familia dibujando portadas para distintas editoriales porque la administración británica le impidió participar en el esfuerzo bélico como propagandista. Lo que, conociendo la potencia de su obra anterior a la guerra, parece un dislate. A partir de este momento, con su obra estancada, su popularidad comenzó a decaer lentamente y para mediados del siglo XX era un completo desconocido para el público.
Pocos años después de terminar la guerra, en 1950, Heartfield decidió regresar a Berlín (Oriental, por supuesto) donde, lejos de ser recibido como un héroe por su decidida, arriesgada y precoz actitud de protesta ante el nazismo y su temprano compromiso con la causa del proletariado, fue considerado por los alegres muchachos de la Stasi un más que probable colaboracionista con el imperialismo. Su prolongada estancia en Gran Bretaña, sin apresurarse a volver a la madre patria socialista nada más terminar la guerra, fue considerada extremadamente sospechosa. Hasta tal punto que se le impidió trabajar como artista y se le negó el ingreso en la Academia del Arte de Alemania del Este, amén de negarle el acceso al sistema nacional de salud. Aunque probablemente esto último solo se debiera a que el dentista que cuidaba de su salud dental estaba catalogado como desafecto al régimen. Volvió a trabajar como escenógrafo y como ilustrador para distintas editoriales.
Sólo la decidida intervención de Bertolt Brecht y Stefan Heym consiguió relajar la prohibición que pesaba Heartfield y seis años después de su regreso pudo por fin ingresar en la Academia, donde fue profesor, y exponer regularmente. A partir de ahí se sucedieron las retrospectivas de su obra por toda la Europa Oriental y paulatinamente por la Occidental y el resto del mundo. Por fin fue reconocido como uno de los pioneros del arte de vanguardia y uno de los más importantes fotomontadores de la historia del Arte.
La obra que presentamos fue publicada en septiembre de 1938 en la revista checoslovaca "VI: Die Volks-Illustrierte" y es un llamamiento a que las potencias democráticas actúen en lo que Heartfiel llamó "guerra en la paz". La guerra que Alemania ya había declarado, aunque todavía durara la paz de entreguerras, en su exigencia de espacio vital; la guerra que, con las armas del arte, Heartfield libraba contra el nazismo.
Sobre el tablero, las Potencias del Eje están representadas por las piezas blancas que aparecen adornadas por fasces y demás parafernalia imperial. Y los futuros aliados las piezas negras, que lo están por monumentos o símbolos representativos de los respectivos países. Francia por Marianne, U.S.A por la Estatua de la Libertad, la U.R.S.S. por la escultura de Vera Mukhina el Obrero y la Campesina...
Las leyendas son dos citas atribuidas a Franklin Delano Roosevelt: "Cuando el diluvio haga su aparición, para nadie habrá neutralidad o escapatoria"; y a Maxim Maximovich Litvinov: "No importa la universalidad, sino confluencia de las fuerzas de la paz contra los agresores". No he podido encontrar la fuente de ninguna de ellas.
FICHA TÉCNICA
JOHN HEARTFIELD
SCHACH DEN FRIEDENSSTÖRERN!
THE VOLKS ILLUSTRIERTE Nº 42. PRAGA. SEPTIEMBRE DE 1938
HUECOGRABADO. 37,5 x 26,5 cm
INSTITUTO VALENCIANO DE ARTE MODERNO