jueves, 22 de mayo de 2008

PERROS DE PAJA

En 1971 se estrenó Perros de Paja de Sam Peckingpah. La historia del matemático que se traslada con su mujer desde los Estados Unidos a Inglaterra buscando paz y tranquilidad para desarrollar su trabajo, y también para escapar de la guerra de Vietnam, para caer en un entorno de extrema violencia fue censurada en medio mundo y recibió innumerables críticas por su tratamiento de la violencia y su misoginia.

Pero vayamos a nuestro tema. Uno de los tópicos del la literatura ajedrecística quiere que los matemático —y los músicos— sean buenos jugadores de ajedrez. El protagonista de esta película no podía ser una excepción.

En la escena que queremos comentar, David (Dustin Hoffman, Víctor Agramunt en la versión doblada al castellano) se retira después de trabajar. Su esposa, Amy (Susan George, María del Puy) lo espera en la cama con un pequeño tablero de viaje y un libro de ajedrez, concretamente “Selected Chess Masterpieces” del GM yugoslavo Svetozar Gligoric.


La elección de este libro no deja de tener su lógica, Svetozar Gligoric era el principal columnista de la principal revista norteamericana de ajedrez, “Chess Life”, donde publicaba mensualmente su sección “La Partida del Mes”, la misma que por cierto se publicaba en España en la revista “Jaque”. El libro que tiene Amy es una selección de esos artículos y se había publicado por la editorial Pitman Publishing en Nueva York en 1970. Era, pues, un libro reciente y fácil de conseguir. Además, un libro excelente.

Amy, incluso, lee un pequeño fragmento del libro:

Este movimiento revela la situación desesperada de las negras, sin la menor posibilidad de movilizar sus desordenadas piezas. Por tanto hay que hacer progresar el juego a cualquier precio. Con dos peones menos las blancas pueden...

Pero todo el cuidado puesto en la elección de la escena se va al traste cuando la cámara recoge un primer plano del tablero…


…y lo que vemos es un puro disparate.

Dado que la foto no es muy buena, incluyo un diagrama con mi propuesta de posición. La disposición de las piezas en la columna a es dudosa ya que se encuentran semiocultas tras la mano de Amy.


Para empezar, ni siquiera se ha respetado la convención de que la casilla de h1 sea blanca. (En el diagrama sale el tablero correcto ya que el programa con que los compongo se ha negado en redondo a incumplir las leyes del ajedrez. Ruego al lector un pequeño esfuerzo de imaginación). Luego, es bastante difícil que el alfil negro de c8 haya sido capturado por un caballo blanco y que ese caballo haya podido regresar al juego sin ser capturado a su vez por alguna pieza negra.

Y para colmo, Amy, en vez de capturar el caballo de d3, lo que no le hubiera servido de nada pero hubiera prolongado un poco la partida, juega c4. La verdad es que no se podía haber escogido peor posición para ilustrar lo que intuyo era un acertado comentario de Gligoric. Bueno, en una cosa sí acertaron: las blancas tienen dos peones de menos. Desde luego, al bueno de Svetozar le hubiera dado un soponcio solo de pensar que semejante posición pudiera terminar en un libro suyo.

La escena finaliza mostrando como Amy y David realizan unas pocas jugadas hasta que la pérdida de una de las pequeñas piezas, y su infructuosa búsqueda entre las sábanas, hace que el juego sea sustituido por otro menos cerebral pero igualmente satisfactorio.


Para terminar, y dejando por una vez el ajedrez de lado (¡por una vez! No se alarme, lector.) siempre me llamó la atención el título de la película, “Perros de Paja”, al que no le encontraba ningún sentido. Y eso que en este caso es una traducción literal del original, no los títulos que los responsables de las distribuidoras cinematográficas suelen inventarse para desconcierto de los espectadores y regocijo de los cinéfilos.

Por casualidad, mientras buscaba documentación para este artículo, he descubierto que está sacado del Tao Te King, el principal libro de filosofía taoísta. Concretamente, en el capítulo V, VI se dice: El universo no tiene sentimientos; todas las cosas son para él como perros de paja. Sólo resta decir que los perros de paja eran elementos ceremoniales usados en la antigua China que, se suponía, absorbían las influencias malignas por lo que eran incinerados.

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